Sucesión en empresa familiar

Si algo define a la empresa familiar es su vocación de permanencia: trascender en el tiempo y dejar un legado a las generaciones venideras. Por ello, la sucesión es uno de los aspectos clave para la continuidad y el éxito de estas empresas.

Sin embargo, más de la mitad de los empresarios carece de un plan de sucesión; de hecho, la mayoría de las empresas no supera la tercera generación.

Contar con un plan bien estructurado para la transición generacional es fundamental. Este plan debe contemplar situaciones delicadas como una enfermedad incapacitante, el fallecimiento del titular o la participación de los descendientes, estableciendo claramente quién y cómo tomará las riendas del negocio.

Para garantizar la eficacia e idoneidad de estos planes, es recomendable recurrir al asesoramiento de expertos independientes. Su visión objetiva y libre de lazos emocionales permite tomar decisiones más acertadas y sostenibles en el tiempo.

El apego emocional, los valores y las metas personales influyen en la decisión del empresario. Quien busca ceder el liderazgo suele inclinarse por mantener el status quo, mientras que los sucesores suelen aportar ideas innovadoras, alineadas con tendencias actuales como la digitalización o la sostenibilidad. Esta dinámica puede generar incertidumbre en ambas partes por la gran responsabilidad que se traspasa con el liderazgo sobre la gestión del negocio familiar.

En el caso de empresarios sin descendencia, la opción de vender el negocio y disfrutar de los beneficios obtenidos es común, por lo que siempre hay que tener presente la opción de compraventa del negocio. Para quienes tienen herederos, la venta también puede ser una alternativa en situaciones de conflictos familiares, para evitar enfrentamientos, o cuando se prioriza la estabilidad económica o si los descendientes no desean ni están capacitados para liderar la empresa. En este último caso, se puede considerar la incorporación de un tercero con experiencia en la gestión del negocio, manteniendo la propiedad dentro de la familia.

En definitiva, la transición de una empresa familiar es un proceso complejo y cargado de emociones. Diseñar un plan de sucesión bien estructurado facilita el proceso, minimiza los conflictos y garantiza la continuidad tanto empresarial como familiar.