El fenómeno okupa es un fenómeno ampliamente extendido a lo largo del territorio nacional. Es enorme el número de viviendas ocupadas ilegalmente en España. Y no todos los pisos ocupados son de bancos o grandes propietarios acaudalados, sino que son de particulares que han trabajado muchos años para poder adquirirlos y que se encuentran con que ante la ocupación de su vivienda no pueden expulsar a los okupas sin un largo proceso judicial, que deben abonar de su bolsillo, y que deben pagar, porque la ley lo exige, los gastos de comunidad, agua y luz, aunque la estén gastando los okupas, y que deberán hacer frente a los daños que esos okupas causen en su vivienda porque los seguros no cubren la okupación.
Tampoco los okupas son en todos los casos gente necesitada de techo. Nos encontramos con gente que dolosamente okupa la propiedad ajena para ahorrarse dinero, nos encontramos con mafias que tienen un modus operandi para aprovechar la situación de inmigrantes sin papeles a los que dan alojamiento en casas ocupadas a cambio de un dinero en metálico. Las leyes españolas facilitan la existencia de la ocupación con cargo al bolsillo del particular ¿quizás porque quitan de la calle una realidad social que no gustaría ver a los ciudadanos?.
Cierto que el alquiler de la vivienda entorpece el fenómeno de la ocupación, en especial cuando el arrendatario la destina a vivienda habitual. Pero quizás la solución no pasa por verla como un remedio a la okupación sino que la okupación debería resolverse con otras medidas del estado y con cargo al dinero que el estado recauda de todos los contribuyentes.